Tía María, cuide usted de él.

Imprescindible la cata-recata.
Pajizo subido de tonos verdosos y ligeramente ambarinos que se mezclan, que irán en aumento como lo hará en general el propio vino trás unos días abierto. La recata ayuda para ver claramente el por qué se clarifican los otros; para garantizar su durabilidad una vez abiertos, para el consumo por copas.
Nos informa en la contra de que así es como se hacía antes el Tío Pepe, y su etiqueta también es la de entonces. Me parece perfecto que puedan convivir los dos, pues éste lo veo casi exclusivamente para comer, pues es más agradable y fino, menos punzante (o nada) y más untuoso. Unir a estas cualidades, la flor seca, las notas de paja e infusión, cáscara de almendra, y sobre todo, destacar una salinidad que aparece en el postgusto, al ingerirlo, que perdura dotándolo de mucha profundidad.
Evolutivo y delicioso.

  1. #1

    Caniculus

    Esa untuosidad y aromas debería primar en estos vinos, que se hacen así mucho más atractivos. Tanto punzor a veces solo sirve para echarse para atrás. EMHO.

  2. #2

    Otilio Haro

    en respuesta a Caniculus
    Ver mensaje de Caniculus

    También me gustan los otros, no creas. Lo que pasa es que por sus características, como la punción que indicas, hacen que te duren más, que los emplees para un aperitivo. En este caso del fino en rama, me ha durado un par de comidas. Se bebe muy bien.

    Un saludo

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