Grandísimo oloroso

...un grandísimo vino, un vino oloroso seco que me ha roto algunos de mis esquemas más básicos, pues el vino parte de un vino base sometido durante sus 2-3 años de vida a una crianza biológica, es decir, bajo velo de flor, como los finos y las manzanillas, para después pasar el resto de sus casi 20 años de crianza media, sometido a la oxidación, al contacto directo con el oxígeno, a una crianza oxidativa, que es la crianza típica de los olorosos.

¿Y qué le puede aportar a un oloroso viejo, pero no muy viejo, de unos 20 años como digo - una infancia con crianza biológica? Pues lo he notado un punto fresco, en nariz, una gran frescura, y una primera entrada suave, y ligera, los dos primeros segundos de la fase gustativa, para después explotar con la elegancia y rotundidad de un gran oloroso viejo con 20º que apenas se notan. Algo que no había notado hasta ahora, y han sido quizás las palabras del gran Juan Manuel Martín Hidalgo, las que me han abierto el camino de esta gran sorpresa.

Las notas a fruta escarchada, como los orejones, las notas de nuez muy marcadas, y los tostados de madera vieja son su carta de presentación al acercar la nariz a la copa. Finalmente en boca se muestra cálido, potente, con un punto de golosidad que lo convierte en una delicia, y con una persistencia casi eterna.

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