De color cereza con ribete violáceo, esta mencía del 2008 eleborada por Rául Pérez, se parece al vino de la añada anterior, hasta el punto de confundirlas : huele a rosas y da la impresión de beber zumo de cerezas negras y de zarzamoras. Nos gustan su juventud, su frescura y su impetuosidad : no se nota el alcohol. Se trata de un tinto para beber ahora, tan goloso como un vino del Beaujolais pero más potente, sin notas de madera molestas : uno se acaba acostumbrando a la calidad. ( PVP : 10,25 € )

Color picota intenso con ribete granate.
Nariz muy intensa, inicialmente un poco cerrada, pero en cuanto se abre aparece mucha fruta roja, balsámicos, notas leves de madera y ahumadas.
En boca es fresco, potente, intenso, con una correcta acidez y taninos muy pulidos. Mencía en estado puro.
Con una RCP imbatible, es un pecado no probar este vino.

Picota brillante con menisco cardenalicio. Capa alta.

Flagrante y fresco en nariz, con un gran desplegable de aromas: pintura de inicio que se va disipando para dejar paso a café, ahumados, frutas rojas, pimiento verde, flores, mentolados y algo que me recuerda como al olor que liberan esos juncos que crecen en las riberas cuando los rompes.

En boca también destaca por su frescura. Vegetal, amplio, incisivo. Buena acidez. De tacto glicérico. Astringencia que aparece solo al final, marcando en la parte delantera después de esconderse en el paso. En la despedida también desprende algún sabor frutal, cerezas quizás.

Muy rico.