Esta vez, nos bebimos la última botella que quedaba en el restaurante El llagut de Tarragona.
Poco que añadir a mi anterior nota. Nariz algo menos compleja, con más notas de hierbas aromáticas y menos fruta, manteniendo el toque tostado y con una nota a cáscara de nuez. En boca, algo más ligero y seco, casi como un vino generoso joven, manteniendo el post-gusto muy largo cítrico y herbáceo, con el añadido de un leve matiz a frutos secos.
Con todo, lo he disfrutado. No deja de agradarme ver la cara de la gente cuando lo prueba, empezando por la maitre-sumiller del restaurante, la alemana Astrid, quien también reconoció que parece más un tinto que un blanco.
Lo dicho, de alucine.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.