La añada y la uva se añaden a la ficha por el conocimiento del que me lo vende, y la D.O. simplemente por conocer la procedencia de la bodega. No se si el avance de las primeras botellas de la añada ha dado lugar a esto y ni si esta pertenece a ellas. La etiqueta es la misma, salvo en el color, que la del tinto y el blanco. Etiqueta original y divertida.
El vino es una piruleta desde el principio hasta el fin. Resulta goloso desde su color, con esa fresa viva a la que se añaden reflejos violáceos tanto en el llenado como en el agitamiento de la copa. Tiene carbónico, más visible que sentido. Le sigue un aroma dulce de fresa, piruletazo, y cóctel de frutas de sangría, con trocitos de melocotón incluidos. Entrada fresca en boca, pero enseguida sale todo su dulzor, tiene hasta esa acidez de las buenas piruletas de fresa.
Más que barrer, se lía directamente a escobazos con los lambruscos quitándolos de enmedio. A más de una habrá que quitarle la copa de las manos. Y más de una se verá engañada por esos 7º.
Desde luego, para pasta. En este caso, una lasaña de york y queso.
3,5 €