Ha perdido la exuberancia Rimbaudiana de la nota anterior, pero ha ganado en una suavidad insólita en los viejos Calixa, en esos antiguos caballos desbocados de la Cabernet. Eso sí el caracter marino no lo pierde, como no lo perdió nunca el almirante Nelson.

Monte Xanic era una bodega vanguardista que intentaba elaborar vinos elegantes y con personalidad. Llegó a hacerlo durante los 90's. Hoy en día, sus vinos blancos mantienen algo de eso, pero sus tintos... poco o nada, salvo quizá por el Calixa, que si bien no es pura elegancia, al menos mantiene cierta personalidad, o mejor dicho, mantenía, porque este monovarietal ya no se produce más: ha sido sustituido por un blend más comercial y afrutado de Cabernet y Syrah.
En vista hay un vino de guinda picota intenso con reflejos violáceos, con material mineral. El Calixa presenta aromas a frutos negros, cassis, vainilla, tostados y mentolados. En boca es inconfundible hasta en una cata a ciegas: carnoso, sedoso, intenso, con notas de chocolate noir noir y con una buena acidez que culmina con un final saladito, el cual puede desagradar a más de uno, pero en donde radica parte de su personalidad costeña que evoca las arenas de la Baja California. Rimbaud en pantaloncillos cortos jugando en la playa.