Luberri M.C. 2010

Es directo y contundente, el vino ha madurado, es fruta en sazón, confitura, torrefacto.
Por otro lado salen rasgos lácteos, violetas y regaliz.
Lo que ha “perdido” en chispa, lo ha ganado en complejidad y redondez, sin abandonar por ello a su expresividad fina, larga y joven, muy joven.
Reposando la copa, captamos el aroma característico de un excelente M.C. pero al cuadrado.
¿Qué vale el doble? Te ofrece más, tienes la garantía plena de disfrutar.
Aroma natural sin artificios, primario, uva y fermentación, moras y fresas junto a un fino toque a espárragos, agua encharcada.

En boca es goloso, redondo, pleno, con cuerpo, frescura, sabroso, carnoso, maravillosa representación de un M.C. Tenemos uva macerada, dulce, balsámico, es mentolado, fresco y refrescante, invita a beber una y otra vez, sin parar. Tiene un retrogusto persistente hasta el infinito, es grande, muy grande.

Tras esta potencia y contundencia, poco apoco lo vamos desentrañando, hablamos con la uva, por que el vino se torna complejo, también tiene una buena dosis de aromas a humus, champiñón.
Bajo un poco más la temperatura del vino (12-14) y sale la golosina, orégano, heno, establo, muerdes el vino. Tanicidad y acidez juntos, perfectamente medidos, que hacen (como he dicho antes y repetiré hasta la saciedad) que dure hasta la eternidad.

En fin es grande, muy grande pienso que puede y debe agradar a todos, los que amamos la M.C. y a los que menos, es tanto vino… tiene tantas visiones, que como tu cariñito, te da igual que valla vestida de largo o de corto, te maravilla.

Nada que lo recomiendo de elixir bucal, te abre todas –no deja ninguna- las papilas, si alguien tiene problemas con ellas, por que lleva una temporada de vinos neutros o simplones, ya sabes lánzate a la piscina y disFRUTA.