Para tomar de pie y entre risas.

Entrar entra fresco, pero salir sale cansando. No hace otra cosa que corroborar que los rosados de garnacha son los que menos me gustan, sean tranquilos o espumosos. Sus 7 € me lo condenan un poco, pues yo no pagaría más de 4 ó 5.
En botella rojo guinda y en copa fresa, burbuja abundante y de aspecto vivo.
Aromas de fresas y manzana Fuji, muy fresco e intuyéndose dulce.
El carbónico se deja notar en boca, entra fresco, chispeante, y sale dulce, le sobra golosidad.
Tomado con pizza casera, ensalada y patés. Sin embargo mi mente siempre se me va con este tipo de espumosos a un bocadillo de sobrasada.
Degüelle diciembre 2010.

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