Segunda botella de 2008

Las sensaciones son bastante parecidas a las de la primera botella.
Picota muy oscuro, con trazas negras y borde rosáceo. Muy cubierto. Más limpio que la primera vez y brillante. Lágrima alta, ordenada y fina. Corcho de mediocre calidad.
Aromas a frutas rojas y negras, como fresas, frambuesas, guindas y moras. Después aparece un perfume a menta, canela y bosque, con algún tono mineral.
En boca es un vino muy aterciopelado y compensado, con una tremenda acidez y estructura, pero que no raspa. Notas florales como la violeta, frutales a mora y cereza, ahumadas y tostadas, protegidas todas ellas por un sabor balsámico, mineral y a chocolate amargo.
Final largo y complejo, con recuerdos licorosos, especiados y campestres.
Sigo pensando que cuatro o cinco años en botella le van a ir muy bien, pues, aunque todavía muestra ese descaro y potencia, fruto de su juventud, ya se atisban ciertos detalles sutiles y embriagadores, que creo que van a hacer de él un gran vino.

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