Vino que necesita compañía y tiempo

Vestías una coqueta botella de anchos hombros, tipo Burdeos, con una etiqueta moderna de un color rojo llamativo con los nombres de las uvas que te dan vida: cabernet-sauvignon, monastrell, syrah y merlot. Un poco más abajo y a la izquierda aparece tu nombre: Ab Gaude. La cápsula que te acompaña es negra haciendo juego con la etiqueta y el corcho es de buena calidad pero algo corto.

Desde el primer momento resultas complejo, un crisol de colores, aromas y sabores. Pero vayamos por partes, en copa presentas un color picota oscuro, casi negro, con ribetes granates y tonos anaranjados, de una intensidad media a alta. Posees una lágrima densa que se desliza lentamente y que tiñe la copa.

En nariz, eres tímido, te cuesta abrirte, pero cuando empiezas a mostrarte surgen notas de fruta negra muy madura, casi, casi como en compota, aparecen toques balsámicos, licorosos, algo de lácteos e inicios pimentosos. Cuando se te agita, vas perdiendo timidez, mostrando los tostados de la madera y ciertos toques dulces acompañados de notas vegetales y cuero.

Cuando se te lleva a la boca, la presencia de esa multivarietalidad se hace más presente si cabe. Posees
un recorrido denso y carnoso, con recuerdos tostados y especiados, acompañado de notas balsámicas. Resultas algo amargo e inicialmente astringente pero con unos taninos dulces que dejan un postgusto largo, ligeramente goloso.

Es un vino que necesita un tiempo de envejecimiento (año o año y medio) en botella para llegar a su punto ideal, eso permitirá que toda esa amalgama de aromas y sabores se ensamblen y alcance su óptimo momento de degustación.
Además, este elixir de Baco requiere de viandas para que se haga querer, diría más, es un complemento perfecto para una cena romántica, el preludio de la suite para violonchelo número 1 de Bach y un fuego en la chimenea...!!!quién da más!!!