Vino abierto a las 19:55 aproximadamante.
VISUAL:
Rojo granate cereza, brillante, limpio y denso, con ribete que no refleja su edad, sin matices anaranjados.
En una primera observación la lágrima es casi inexistente pero esto es algo que irá cambiando con el tiempo hasta brindar una densa lágrima que tinta la copa pasadas 24 horas.
OLFATIVA:
Sin lugar a dudas la característica estrella de este vino.
En primer plano hay fruta compotada, roja predominantemente. Unas chispas muy marcadas de aroma a corteza de naranja le dan alegría pero no perduran. Aromas balsámicos invaden la copa acompañados de notas de especia picante y madera dulce. Hay un cierto goloso amargor final de cacao sin azucar:
Deliciosamente multi-aromático, con suaves torrefactos.
A las 24 horas de abrirlo sorprende su cerrazón inicial que abandona a la media hora aproximadamente, volviendo a desplegar su halo de bosque oscuro, su bouquet de especias y su golosina.
GUSTATIVA:
En un primer momento la entrada es excesivamente ligera para las promesas de la nariz. Tiene un recorrido medio que te deja expectante. Su acidez le aporta frescura y una falsa juventud pero es equilibrado y amable.
24 horas más tarde ha crecido en potencia y estructura. La astringencia se te agarra a las encias y el paladar, pero no molesta. El vino gana en complejidad pero de alguna manera no llega a convencerme del todo, a pesar de que su calidad y buena hechura quedan fuera de dudas.
¿Un reserva que no quiere parecerlo?