La alegría blanca de la noche...

... por lo que dió de sí. Por su alegría, por lo que nos enseñó y nos hizo disfrutar.
Fue curioso discutir (entiéndase en el buen sentido de la palabra) y rebatir todo lo que mostraba este vino en nariz..y luego en boca, más.
Con semejante coupage no se le puede negar y alabar todo el juego que dió.
Mostraba un color amarillo dorado con una buena lágrima, muy fina y abundante en copa.
Llegados a la fase nasal, aquí muestra todo un abanico de alegres y curiosas sensaciones. No me parecío de una intensida abrumadora, pero sí de una buena complejidad y expresividad a tope..y larga en este sentido, pues conforme pasaba el tiempo, más nos dejaba ver en ella.
Notas de monte (madroño verde, muy verde), toques de moscatel, frutos secos (castañas asadas y algo más...). Sensaciones lácteas que como muy bien comentaba Oscar, nuestro anfitrión), procedente de las levaduras que s emostraban con una franqueza abrumadora y que más tarde se volverían a repetir en boca. Y por último una curiosa sensación de tomate en rama, en un punto maduro, que sorprendió a todos y que causó sensación y perplejidad, por lo menos a mí.
En boca, entraba suave, con las ya consabidas levaduras, leves notas de mineral y u punto de alcohol en el paladar que daba calidez al vino; recorrido medio-largo y un final limpio, más bien seco y pulido en boca, de buena persistencia.
Para mí, todo un hallazgo y otra sorpresa más.
Muy recomendable.

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