El ‘baby Insignia’ de la bodega, dos terceras partes de este vino son la mezcla de las cubas que fueron desclasificadas para el buque insignia -literalmente-, y el resto es vino de uva comprada a cosecheros.
Sea como fuere, este vino se estab bebiendo de maravilla ahora mismo, con un perfil rico en registros de fruta negra, regaliz, especias, espresso y una crianza bien ensamblada. De paso decidido pero suave y amable, va dejando una cortina de taninos maduros que sin embargo dejan pasar a la fruta, noble y generosa, que se prolonga hasta un final con sabrosos torrefactos. Aunque sea el Insignia de los jodidos, este es un napa como debe ser. 57 CHF, 44 euros.
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