Notable en calidad pero...

...no aporta muchas novedades. Y me explico: los comentarios de éxtasis leídos por ahí, más la dificultad infernal para encontrar alguna botella (secreto que me llevaré a la tumba) generan una expectativa que peligrosamente puede situarse por encima de lo que el vino quiere darnos. Es culpa nuestra. El viticultor no ha hecho más botellas porqué no puede. Esperando encontrar el elixir divino... va y me encuentro un vino, un vino más que notable, a unos 17€ la botella, con una etiqueta chulísima que nos recuerda que el vino también está para divertirse y no solo para alimentar los placeres casi fetichistas que proporcionan el tener una botella escasa. El vino huele fino, potente, elegante, frutoso, con recuerdos de crianza. Sabroso, ácido y largo. Supone uno de los mejores en la nueva ola de Blancos casi 100% Xarel·lo del Penedès. No se puede pedir más... o si: algunas botellas más!