Misterioso y esencial

Botella degollada en el Encuentro Verema tras 248 meses de crianza (20 años y 8 meses).

Dorado intenso brillante, burbuja pequeña y escasa.
Nariz no muy intensa pero llena de finuras y complejidad. De carácter sutil, nos da notas de flor seca, hierbas aromáticas, especias, crema pastelera, levaduras y ahumados. Con el trabajo en copa van apareciendo las trazas minerales, las frutas maduras e incluso unos mínimos recuerdos de miel.
En boca es envolvente y directo, redondo, misterioso y esencial. Vertebrado por una magnífica acidez, redondo y encantador en el paso, con un final de frutos secos y esencia mineral que deja un grato recuerdo. Carbónico perfectamente integrado y marcado amargor final que le da viveza. Elegante.
Pues podemos decir que tras 20 años, este vino va poco a poco entrando en una fase de serena madurez, destacando por su equilibrio entre fuerza y viveza con las notas de la crianza y la complejidad que otorga el tiempo. Directo, elegante, esencial, un vino que resume a la perfección el tremendo nivel que alcanzan estos increíbles cavas.

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