Si ya es hermoso ahora, me estremece la belleza que desplegará en un año

VISUAL:
Color picota madura rozando el negro. Líquido denso, opaco y brillante al mismo tiempo. Al dibujar círculos con la copa, el brillo de la mermelada al convertir el azúcar en caramelo, gira y gira.
La lágrima es cubriente, el color tiñe la copa lentamente, dibujando la imagen de una capa española que igual te abriga como te viste con clásica e intemporal elegancia.

OLFATIVA:
En un primer momento siento el monte bajo, fruta roja sin acabar de madurar y un toque amargo, de frutos secos.
Pronto la tierra húmeda avanza con recuerdos a montaña de pizarra, grafito.
Tiene un fondo alcohólico sutil pero permanente. La fruta va madurando y tornando de roja a negra. Los aromas balsámicos cubren a capas la fruta.
Los frutos secos se afilan y mudan a especia picante, pimienta. La fruta se convierte en golosina, en dulce y te llena de evocaciones lácteas.
Todos los aromas cambian, evolucionan, y al mismo tiempo, permanecen inalterables. Juegan a un baile antiguo y moderno, de siempre y de ahora.

BOCA:
Excelente entrada, potente pero sin asperezas.
Se hace carnoso, masticable y goloso, pero con una nota de acidez que le otorga un punto de frescura y alegria.
El final de la boca te lleva a una compota de fruta roja con vocación de postre lácteo de fruta con un punto ácido en yogur cremoso.
La suavidad del chocolate y una sutil vainilla, mucho más marcadas veinticuatro horas después, enmascaran una ligera cortedad en su desarrollo que, dado su tanino potente pero aún sin pulir plenamente, le augura una vida de cinco o más años, quedándote la sensación de que dentro de un año este vino se estará acercando a su plenitud.

Un hermoso joven que dentro de poco será un hombre completo, elegante, armónico, con excelente inteligencia emocional que se adapta a lo que las damas (boca, nariz) desean con su excelente cuerpo y mejor espíritu. De alma generosa y expresión amante.