La pizarra de la Axarquía impregna de mineralidad las raices de Ariyanas...

La bodega nacida como proyecto personal de Clara Verheij y André Both, a la cuál dedican día y noche, con trabajo y devoción desde 2003. La recuperación de unas viñas imposibles, en tierras pizarrosas bajo el microclima de la Axarquía malagueña, han mostrado su gratitud con Ariyanas.

Hablamos de uno de los mejores y más finos trabajos sobre la Moscatel de Alejandría, un vino de corte mundial. Creaciones como Ariyanas Naturalmente Dulce y Ariyanas Terruño Pizarroso mostraron el potencial de estas tierras, que unos años más tardes aclamaran la llegada de un blanco seco sobre lías finas y un tinto de ensamblaje. A partir del tinto vamos a descubrir como mima la tierra de la axarquía a variedades como Romé, Tempranillo y Petit Verdot.

Un vino elaborado a partir de un protagonismo de la Petit Verdot, tan bien aclimatadas a tierras mediterráneos y cálidos con un 50%, acompañadas por un 40% de tempranillo y un 10% de romé. Un ensamblaje donde las uvas de tempranillo no proceden de crianza en barrica, mientras que el porcentaje de petit y romé proceden de una crianza durante 4 meses en barricas de roble francés.

La puntuación que tras analizar en ficha de cata bajo 14 conceptos resultante, refleja el buen momento de forma y la ruptura con añadas anteriores por mostrarnos el perfil base del trabajo en años futuros. 92 puntos reflejan un vino con un sabio respeto por la fruta, un derroche frutal que prácticamente se mastica y una dulzura, equilibrio y sutileza en boca de vinos con mayor longitud temporal, amén queda la expresión del terroir que Ariyanas tiene acostumbrado con sus vinos.

Inicialmente nos encontraremos con su original diseño por su botella y su único tapón de cristal, aquí olvidamos el corcho y la rosca y subimos un peldaño más de sufisticación, viajamos a seducir desde el tapón.
Visual potente, intensa y cubierta con tonos cerezas-amoratados con impresionante tintada, que nos adelanta su sinceridad en nariz, un derroche de fruta rojas en confitura que prácticamente masticamos. Ensamblado a la perfección con notas florales que le otorgan un halo de perfume exquisito. La pizarra de la Axarquía impregna de mineralidad las raíces aún de viñas jóvenes, otorgándole toques de tierra roja y pólvora que aparecen en nariz y boca. Goloso en su ataque, maduro en sus taninos que nos muestran una corta pero tostada crianza, aromas de cacaos de altísimo porcentaje se reproducen en su paso con un toque amargo en su final que pausa y engarza en contrastes el final amargo con un postgusto dulce.
El mejor momento para degustar Ariyanas tinto de ensamblaje 2009 no es otro que el considerado por nosotros, puesto que Ariyanas mostrará su versatilidad con multitud de platos y seguro nos reconfortará sobre manera alrededor de una buena conversación. Excelente el resultado de esta añada y el equilibrio de su coupage.

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