Entre fino y manzanilla

Color amarillo pálido, limpio.
Nariz salina, flor de olivo, salazon en aceite, no demasiado penetrante.
En boca es suave, matizado, largo, postgusto almendrado.
Es un punto intermedio entre los finos jerezanos y las manzanillas sanluqueñas.

Compañero ideal para las banderillas de mojama y queso en aceite o la butifarra de Chiclana.
Los clientes del bar de la cooperativa lo disfrutan con avidez sustituyendo el catavinos por tubos a medio llenar de 33cl. Yo prefiero el tradicional catavinos jerezano.
Increible vino de copeo, es una delicia degustarlo junto al aroma yodado de la playa de La Barrosa.

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