Increíble

Cuando uno habla de Miguel Torres, ha de hacerlo siempre con mucho respeto. Este vino demuestra por qué debe hacerse así ya que no es normal en nuestro país poder disfrutar de un blanco con madera 14 años después de su vendimia. Aquí es donde se demuestra la clásica escuela francesa de elaboración de blancos adaptada al pago de Milmanda.

Color dorado intenso, con marcados y bonitos reflejos de oro viejo. En nariz destacan los aromas de guarda, vainilla, tostados, aromas de animal, pero respetando siempre los recuerdos de fruta amarilla muy madura. Pomelo, manzanas, pera... son algunas de las frutas que me vienen a la cabeza al oler este vino. En boca es de ataque muy suave, conservando una buena acidez integrada con las sensaciones grasas y estructuradas de este vino. Su final es amargo con una increíble longitud. Plenitud y carnosidad resumirían este vino.

La espera ha merecido la pena!!!

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