Casi tres meses después y otras dos botellas degustadas y disfrutadas, una de ellas, concretamente la primera, estaba perfecta en aromas y sabores, como todas las anteriores, mucha fruta, flores y cítricos melosos, la boca riquisima con mucha frutosidad y con una acidez perfectamente integrada en el conjunto del vino, que no solo le da redondeo y equilibrio, si no también elegancia.
La segunda botella, fué un poco decepcionante a partir del segundo día, decayó un poquito, ya sabe todo el mundo que mis catas son de dia y medio como mínimo a tres días, para observar ampliamente la evolución del vino. No volvió a levantar cabeza, pero aún asi, aunque había perdido acidez y estructura, se mantenía con cierta dignidad.
Amigo Javier, no voy a entrar en comparaciones, siempre son odiosas. Sigo comentando que para mi es uno de los blancos más GRANDES de la peninsula ibérica, si no el que más.