Magnífico godello berciano

Dorado intenso, limpio y brillante.
Nariz de buena intensidad y que se muestra cambiante con el aire, tornando desde las flores secas, las frutas maduras de hueso, los recuerdos amielados y ligeros especiados hasta los toques cítricos y minerales, pasando por las sensaciones terrosas, ahumadas y balsámicas. Una nariz camaleónica y con misterio.
En boca es un vino pleno, fácil de beber y comprender, de carácter algo más maduro que mineral, pero con acidez, un cierto tono frutal, una buena definición térrea y un final con amplitud y persistencia que nos deja recuerdos de frutas maduras y tonos cítricos. Madera bien trabajada.
Nos encontramos ante un magnífico godello berciano con el sello personal de Raúl Pérez, un vino algo más maduro que mineral, de cuerpo más graso, pero siempre manteniendo frescura y equilibrio. Sin duda de los mejores godellos catados, aunque lejos del nivel de Pedrouzos. 35 euros en restaurante, no nos pareció muy caro.

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