...y Dios me perdone, reconozco que no es un buen enunciado para valorar un vino en una cata.
Atípico, sí, pero es que el vino necesitaba y requería una nota de cata así (soy un humilde terrestre y será otra nota de cata más). La ocasión de ayer, así lo merecía.
Los allí presentes, al igual que a mi buen amigo Pablo Íñigo, reuníamos (creo) la suficiente entereza, seriedad (a veces) y mínimos conocimientos para valorar este tinto de Raúl Pérez.
Afirmo y me sumo a la opinión de esos desmesurados (no, mejor, desmesuradísimos) 98 puntos Parker. Por favor, no me malinterpretéis: es sólo mi opinión. Una más quizás.
Curioso, también el que me ocurriese lo que a Pablo: con unanimidad, fue el vino más flojo entre todos los tintos presentes, contando eso sí, la variedad y peculiar toque diferenciador de cada uno de ellos.
Además, reconozco lo complicado de valorar este vino o tal vez sea un desconocimiento de la Mencía (aunque en la mesa de ayer puedo decir que habían auténticos conocedores de esta variedad). Dicen que las comparaciones son odiosas. Puede ser que sea cierto...puede ser.
Salvemos que esta Mencía nace en la Ribeira Sacra y que posiblemente otras Mencías marquen otras sensaciones bercianas, diferentes. Pero habiendo tenido la oportunidad de llevarme a mi gaznate algo tan maravilloso como un Demencia 2006, no hace mucho tiempo y ofreciéndo la posibilidad de emitir un juicio de valor, este Pecado acabaría en las calderas de Pedro Botero. Ni por asomo llega a la altura de esa Mencía del Bierzo.
Perdón por tanta introducción. A lo mío:
Decantado con casi dos horas de antelación, antes de ser degustado.
Presenta un picota oscuro opaco. Capa muy alta y suave lágrima en copa.
Durante un largo (larguísimo, diría yo) lapso de tiempo, el vino sólo parece ofrecernos una fruta roja bastante licorosa en esta fase. Es increíble, lo cerrado que llega a estar...y lo que aguanta así. Después de mucho tiempo transcurrido parece que nos empieza a ofrecer alguna cosa más.
Debo decir que al día siguiente (o sea, hoy mismo y escribiendo estas líneas), quedaba en la botella, una buena copa para poder volver a degustarlo y, por extensión valorarlo de nuevo. Muestra una mineralidad apabullante: tinta china, grafito, tiza, piedra....
No encuentro al principio los cueros que comenta Pablo. Pero esa mineralidad que cita Bilbis "ferruginosa y metálica", me parece una apreciación muy acertada y que yo también suscribo.
Y hasta aquí en lo olfativo.
En boca...no sé que decir. Porque no sé que comentar. Acidez media; cuerpo de igual medida...pero es que no logro encontrarle ninguna gracia. Más mineralidad y algún deje frutal. Perdonadme por ello.
Y el final: el precio. Me parece excesivo que este vino esté en el umbral de los 50€.
¿La huella de Raúl Pérez? Puede ser. Pero el vino me desilusionó...y mucho.
Qué se le va a hacer!!