Y ahí está aguantando

Este vino me sorprende, primero por la cantidad de botellas que compré y no recuerdo :-), y segundo, por cómo ha ido evolucionando muy positivamente en el tiempo. Lo cierto es que ahora mismo ha perdido ligeramente ese punch en nariz que tenía, esas notas punzantes de acetaldehído que tan poco gusta a muchos y que tanto nos gusta a los locos de los vinos andaluces. El caso es que ahora está más amable, más fácil de acercar a la nariz y disfrutar de él. Mantiene unas notas salinas pero muy suaves, tiene aromas de almendras frescas, de madera de balsa, de marisco en remojo...
En boca tiene una acidez que no ha perdido, tampoco ha perdido el nervio esas notas tan características de los vinos del Sur. Esos toques oxidativos, ese sabor marino, a algas nori, a notas minerales...

Sigue vivo y evolucionando muy bien. Aun así, me quedan dos botellas y trataré consumirlas en breve, pues tampoco quiero encontrarme con un vino caído.

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