No está para guardar

Aunque en cierta manera coincido con el comentario anterior, en nariz tal vez sea mejor que en boca, tampoco debemos confundir la buena entrada que tiene el vino con el trago fácil.
Es cierto que este vino a pesar de sus 15º GL se bebe sin sentir, pero también es cierto que el recuerdo que deja tras cada trago es más que grato y suficientemente duradero, algo imprescindible en los vinos de calidad.
Eso sí, ciertos matices de boca y retronasales me empiezan a recordar en cierto modo, aunque lejano, al clásico reserva riojano en lo bueno, claro.
Tal vez sea la botella, pero desde el primer momento he tenido la sensación de que esta añada no está para guardar y que el vino evoluciona con rapidez hacia otros planos aromáticos y gustativos. Ya veremos que pasa más adelante, aunque la verdad es que este vino todos los años pasa lo mismo, que en 6 meses desaparece del mapa.

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