Como una Harley...

Cuando coges esta botella ya te predispones a encontrarte algo bueno. Y tenía curiosidad por catar tranquilo este nuevo concepto de la bodega. Nueva presentación, guardando la línea sobria de Bodegas Luis Cañas, aunque dándole toques modernos atractivos. Decanto el vino y pongo Riedel Magnum para buscar una buena oxigenación, porque es un "bebé" aún... Al oler en copa parada ya es un "rugir" de sensaciones. Tenemos carácter, elegancia, personalidad... como la Harley: elegante, musculoso, llamando la atención. Y el vino sigue una línea de calidad de la bodega, como la Harley, que cuando oyes su motor de lejos ya se identifica. Una explosión de aromas. En boca entra con garra, amplio, de nuevo contundente, diciendo: "aquí estoy, miradme". Tiene taninos maduros y un excelente equilibrio acidez-fruta-madera que te piden más guarda, y que agradecen sobremanera un buen chuletón, y lo envuelven con firmeza.

En resumen, un vino que merece la pena guardar unos años, con visos a descubrir un cúmulo de placeres para los sentidos. Una promesa que hacer prever una excelente evolución de este nuevo proyecto que es Bodegas Amaren.

Presentación: sobria, educada, protagonista... pero con guiños actuales que abren el abanico de consumidores. Me gusta bastante. El corcho es de excelente calidad.

Maridajes: ahora está en una fase de "rodaje", por lo que pide comidas sabrosas para competir con su estructurada boca. Mejor guardar 2-3 años, aunque se puede disfrutar también. Su perfecta acidez y tanino maduro hacen que puedas repetir en la copa sin resultar pesado o molesto.

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