Apreciable mejoria.

Prácticamente veinte meses después de mi anterior botella vuelvo abrir una nueva para comprobar su evolución, y vaya cambio el experimentado para mejor. Desde luego no se aprecia esa marcada astringencia que mantenía, ni la elevada acidez de la botella anterior, pero sigue teniendo buen carácter, con garra, un vino vigoroso pero sin agredir, mucho más equilibrado, sabroso, de buen paso, amplio, envolvente y de largo recorrido.
En nariz resulta intratable, sin reproche, de muy buena intensidad y complejidad, con elegante madera, finos tostados, regaliz negra, suaves mentolados, vainilla y fruta negra madura.
Todavía dispone de muchos años por delante.

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