Un vino en momento óptimo
Descorchada última botella del Crianza de esta añada.
En la visual destaca un rojo rubí brillante y capa media-alta que ya es indicativo de la calidad que vamos a encontrar en el resto de fases. El menisco tiene reminiscencias cardenalicias pero combinadas con ribete algo teja (lo que indica que estamos con un vino con fruta pero también ya algo evolucionado y donde se notan los 14 meses de barrica).
En nariz aromas muy agradables a frutas silvestres (moras y grosellas), especiados, regaliz, laurel y un fondo de pimienta negra. Con aireación todos estos aromas van mejorando e incluso descubrimos un fondo de cuero, tabaco y cedro.
En boca la entrada es agradable, todavía con bastante fruta, el ataque con taninos domados y muy golosos, poco astringente. Invita a seguir bebiendo. VIno de calidad.
El conjunto es un buen vino con una buena RCP.
La única nota negativa: El Corcho. En contraste con la cápsula (preciosa) y el vino que también está muy bien, el corcho no ha salido bueno (por no decir que malo de solemnidad). Al extraerlo no se rompió de milagro, poco entero, se resquebraja con inusitada facilidad (está como desgastado), los restos de corcho que cayeron a la mesa (no a la copa, por suerte el descorche lo hice sin traspasar el corcho) eran casi polvo de corcho... suerte que al vino no le había afectado todavía (menos mal). Probablemente de haber estado 2-3 años más embotellado sí podríamos haber tenido problemas de estanqueidad o de destroce del corcho al intentar extraerlo (todo ello afectando probablemente a la calidad del vino).
Si tienen botellas de este Ramón Bilbao Crianza 2006 no dejen pasar mucho más de 1 año en consumirlas pues está en un momento óptimo pero como los corchos de esta partida hayan salido iguales podemos tener un disgusto en el futuro.