Clásico e inmortal

Rojo cereza, ribetes ligeramente atejados, capa media.

En nariz es medianamente intenso, profundo y expresivo desde un primer momento. Nos ofrece todo lo que esperamos de un gran rioja clásico con predominancia de unos elegantes aromas terciarios. Queda una fruta roja licorosa, unos toques especiados de pimienta negra y nuez moscada, maderas nobles, marroquinería, humedades. Misterioso y encantador por su equilibrio de registros.

En boca es un vino totalmente pulido y en perfecto estado de consumo. Limpio y ligero, con esa acidez intrínseca a estos gloriosos clásicos inmortales. De paso encantador y final largo y persistente, en el que nos vuelven esos toques especiados y terciarios. Taninos sedosos y perfectamente integrados en un conjunto cargado de redondez.

Cada vez que tengo la ocasión de probar un clásico riojano anterior a los 80 en una botella perfectamente conservada como ha sido el caso, me confirmo en que hay muy pocos vinos tintos que sean capaces de envejecer con esta elegancia y sobriedad. Este Lagunilla de austera presentación, es un ejemplo de ello: 39 años después es una joya que disfrutamos como se mereció. Gracias Rafa por el detalle.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar