Abrimos este muscadets por la visita de unos amigos, el descorche de una botella siempre es algo especial ya que te acuerdas en ese momento de quien te aconsejo ese vino, y la persona que te lo facilito porque te gustaria compartir ese vino con ellos. Preparamos unos quesos y una empanada gallega con este vino, en la mesa del salon, mientras hablamos con las visitas. El momento de verter el vino en la copa, y el ritual de servirlo es un momento especial, para este fin se concebio este manjar. Mientras conversamos animadamente de las vicisitudes de la vida, observamos el vino, nos damos cuenta, que tiene un color amarillo palido, no muy subido de color, con un ribete oro satinado al inclinar la copa, en un primer contacto con el de una forma fugaz en la nariz mientras escuchamos apreciamos recuerdos alguna hierba aromatica, que no sabemos ponerle nombre, alguna notas amieladas, que tambien nos da recuerdos de esas notas de mieles del albericoque bien maduro abierto por la mitad junto al hueso del fruto, dejamos el vino en la mesa para comer algun trozo de queso y empanada. La conversacion sigue animosa y se habla de cosas de futuro de nuestros buenos amigos, en un momento dado tomamos contacto otra vez con el vino, seguimos disfrutando de el la nariz no es intensa, pero es como una pequeña melodia, y en ella hay complejidad de notas, apreciamos recuerdos anisados, como quellos caramelos hellineros de mi infancia de anis, el momento es intenso todo lo de la mesa se conjuga, el vino no esta solo, esta bien arropado por el momento llegamos incluso a notar toques a minerales, parece que hay toques calcareos, a tierras muy blancas y de gran dureza. Hacemos algun comentario del vino, que es muy bueno y agradable nuesta buena amiga, dice que hay cristales en la copa lo achaca a el tartarico y muy normal en un vino de dos mil cinco, lo propio se hace de los quesos. LLega el momento magico de beberlo, notamos un vino con una buena entrada, algo graso es un vino untuoso la verdad se puede decir que nos enjuaga la boca, tiene una buena acidez, nos da la sensacion que es un vino por delante. Los aromas de la boca son consecuentes con la nariz, apreciamos esos toques anisados, como los amielados incluso el albericoque hacen acto de presencia. Nos deja un postgusto largo este vino, no sabemos si es por la conversacion, o el vino, pero en nuestro rostro se dibuja una sonrisa. El momento es agradable y un dia que se queda en el recuerdo, todo tiene su importancia. Nuestros amigos se tiene que marchar, ya estamos hablando para la proxima vez, no hay fecha concreta, tampoco sabemos el vino.

Para mi supone un paso al frente, un vino más complejo, sutil, herbáceo y mineral en su paleta aromática. No desentona para nada esa boca amargosa en su final, pero es un amargor largo y ténue, elegante, con buena estructura y acidez. Con un pescado al horno…la noche anterior sin querer casi cae la botella entera. Incluso lo guardaría sus cuatro o cinco años. Prometo hacerlo.