Dorado intenso evolucionado, limpio y brillante, con destellos verdosos.
En nariz es intenso, potente y complejo. Necesita de una buena aireación, pero con paciencia va mostrando unas notas de fruta madura, miel, orejones, flores marchitas y piel de cítricos que se van añadiendo a un sutil y elegante fondo mineral muy característico. Con el aire aparecen más toques frutales (melocotón, membrillo) y algún recuerdo de ahumados.
En boca es un vino diferente, de enorme personalidad. Es denso y graso, con una ligera punta alcohólica, pero una magnífica y lineal acidez y un enorme peso en boca obran el milagro de la magia blanca. Largo y persistente, nos deja un recuerdo de fruta amarga volviendo ese carácter mineral en retronasal. Para recrearte en la copa.
Los vinos de Marc Angeli no son fáciles de comprender, pero si se comprenden resultan una lección de interpretación de una variedad y de su terruño. Biodinámica radical llevada a sus máximos extremos. Un vino que ya muchos rechazarían por su color, pero que muestra una indudable clase…si se comprende. Unos 30 euros, nada caro para su nivel y personalidad.

Otra gran chenin probada, esta en un estilo diferente. Más maduro con probablemente uva sobremadura aunque seguramente no podredumbre.

Excelente acidez, potencia en boca y mineralidad sutil.

Color oro viejo bastante brillante, con lágrima densa.
En nariz es intenso y maduro, mucha fruta blanca madura y flores comparten protagonismo con notas dulzonas de miel y azucar quemado, dominando el conjunto una marcada mineralidad. El alcohol se nota, sobretodo al subir un tanto la temperatura.
En boca tiene una tremenda potencia, untoso y con gran acidez, deja unas sensaciones de manzana verde y sobretodo mucha mineralidad. Tiene un buen final, aunque ese contenido alcohólico puede hacerlo pesado en algun momento. Lo mejor es beberlo poco a poco y sin prisas ya que al final es cuando mejor se muestra.