Una magnifica evolución de la Tnto Fino Ribereña.

Rojo cereza oscuro con ribete granate de irisaciones pardas. Raza ribereña en nariz con toques férricos sobre la fruta madura que se antoja como en mermelada. Hay aromas balsámicos que recuerdan al Laurel, notas minerales de perfil caliente, tostados que te hacen pensar en el hollín de chimenea, sensaciones de tabaco y menta. Especias, cierto recuerdo a la tierra de semillero y al humus. Tiene un elegante toque vegetal mentolado que une a lo primario con el alcohol. *** En boca es rico, con estructura pero al mismo tiempo equilibrio y finura, tiene un paso fresco y sabroso pero a la vez meloso (mermelada de frambuesas con recuerdos de cítricos maduros). Intensa retronasal donde salen los mentolados, el tabaco y las sensaciones vegetales. Leves notas elegantemente amargosas en el posgusto, esas tan propias de la tinto fino con unos años en botella. En todas las fases de la cata se percibe esa sensación férrica que decía al principio ( llaves oxidadas ) que le otorga complejidad mineral. Hay muchos vinos buenos de Ribera con esa nota terciaria de la crianza en botella y esos matices mentolados. *** Un vino complejo y de perfil español, con mucho camino por recorrer en botella, donde seguro nos sorprenderá con agradables apariciones “Marianas“ terciarias aún por descubrir.

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