Para hacer la ola

En este vino ya empiezan los olés a circular como si el Madrid diera un baño al Milán. Más capa de color que los anteriores, con una nariz muy intensa y compleja a la que un poco de aireación la viene francamente bien. El primer apunte lleva fruta negra y roja madura, fina, sutil, toques de clavo y pimienta, trufa, restos de arena húmeda y como tiza, se va desarrollando poco a poco, chocolate negro, tostados suaves, un punto de ahumados y carne cruda. En boca es seda, integrado, redondo, con un tanino nada duro pero bien presente, largo, deja sensaciones ácidas en boca, vigoroso, elegante. Un vino grande, un gran vino.

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