No me lo esperaba tan fresco.

Recuerdo cuando vi por primera vez aquella botella del 95, entonces me pareció una etiqueta moderna por el tamaño y con buena estampa, hoy aunque mantiene la estampa la veo más clásica que nunca.
De un color rojo cereza muy bonito, capa media alta, de borde granate tirando algo a violáceo en su extremo.
Aroma más fresco que de costumbre, fresas maduras en maceración, moras, notas florales de violeta, también herbáceas que conjugan bien con la vainilla, balsámicos como el eucalipto.
En boca entra abierto y expresivo, con rasgos de juventud, buena frescura y acidez, buen protagonismo frutal a la que acompaña en estos momentos un punto de verdor, con cremosidad de la madera, dejando un postgusto goloso que perdura.

Más fresco y verde que el 2005 el cual me gustó más que este, le encontré mayor riqueza y madurez. Lo veo joven aún por lo que seguiré su evolución ya que me queda otra botella.

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