Un dulce agarrado a su pizarra

Hablar de Ariyanas es hablar de un vino de culto en su corta trayectoria, un vino que ha definido su carácter duditativo de su primera cosecha, agarrado a su pizarra, y siento no ser objetivo en su cata, lo que tampoco me importa, poque es uno de los grandes ejemplos de máximo exponente de la calidad de la Moscatel en estas tierras.

Esta añada muestra síntomas menos dulces, más de corte mineral y fresco, aún se bebe con mayor placer.

Entró en Armonía gracias a Antonio Fernandez de DOM VINOS el cual nos propuso conjugarlo con un excelente baso de tres chocolates, postre puntero de DOM VINOS, resultando un plato rico en constrastes dulces con Ariyanas.

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