Un (grand) 1er cru

De bello color abierto rojo granatoso de capa media y con gradación de color en el ribete.
Cuando metes la nariz en la copa de estos vinos no hay discusión son ellos no existe nada igual es Borgoña en estado puro, todos sus matices recuerdan delicadeza y elegancia, sensualidad y armonia, intimismo y sinceridad sin artificios ni soberbias. Nos muestra fruta roja baya pequeña pendiente de salir de su zarzaparrilla con la finura que solo esta tierra pede dar, radiante frescor que recuerda cuando nos adentramos en una mañana de rocio en un bosque humbrio, acentuando esa sensación por recuerdos de humus y flores malvas en su fondo nos deja ver dutiles notas terrosas y ahumadas todo en su sitio, no para de mejorar y focolizarse cada vez mas según va avanzando el tiempo.
La boca es esquisita y sabrosa ataque de gran finura, paso de boca con trama sedosa cone elegante presencia se va desarrollando mostrando esa magnífica acidez desde el principio y alargándose de gran manera en el final de boca, estructura tánica acorde al conjunto con unos taninos perfectamente orquestrados jugusos, final de buena persistencia que va creciendo y aumentando según avanza el tiempo volviendose realmente impactante en un gran retronasal de frutillos ahumados.
Conjunto equilibrado y armónico en un vino con un alma especial que te sobrecoge.

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