Sin grandes emociones ni cambios

Bueno, un vino que al igual que otras muchas bodegas con la misma D.O. representan el clasicismo puro y duro característicos, sin cambios ni sobresaltos, sabiendo en todo momento lo que vas a percibir, que dicho de paso particularmente me gusta, pero tampoco me importaría cierto cambio de tendencia a modernidad y dejar atrás conservadurismos y el siempre más de lo mismo. El encasillamiento de éstos vinos es que echas mano de ellos no porque emocionen pero sí porque gusta a la mayoria de paladares puesto que resultan agradables, con buena fruta, elegante, suave, aterciopelado, redondo, de agradables aromas de fruta, finas notas de crianza y un final bastante justo.

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