Un himno

De acuerdo a su página web, Weeinhaus Barzen, es una bodega familiar con 500 años de tradición vinícola. Los vinos proceden de viñedos situados en laderas abruptas, que requieren un cultivo casi exclusivamente manual.
Este caballero alemán de largo nombre (Weinhaus Barzen Reil/Mosel Riesling Eiswein 2004) o de largo nombre por ser alemán, resulta todo un himno. ¿Un himno a qué? Un himno al vino. Un himno a la riesling. Un himno a la región de Mosel. Un himno al eiswein. Un himno al dulzor revestido de la más pura elegancia. Un himno al vino de meditación que es en si una meditación. Un himno al vino de postre que ya es en sí un postre.
Amarillo pálido con destellos dorados. De grandísima finura en nariz, aromas florales, cítricos, melosos, minerales, todo lo cual no hace sino acentuar su complejidad desbordante. Si su estructura aromática combina ya elegante coquetería, en boca no desentona al inundar con su paso fresco y armonioso, mismo que remata con un final largo y señorial.
Cada adjetivo se lo ha ganado a pulso. Además se dice que es un vino que puede mejorar dentro de los siguientes 30 años, alcanzar su punto óptimo y mantenerse así por décadas.
Mejor que muchos sauternes de precios similares (35 a 40 euros) o incluso más elevados. El punto negativo acaso es la botella de 0,5 litros con agujero, pues se termina pronto, más pronto de lo deseado. Sic transit gloria mundi.

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