6 años sin crianza, el viñedo da la talla.

Estamos en una de esas ocasiones donde la sorpresa se ha apoderado de nosotros, principalmente porque nos encontramos con un vino en su añada 2005 y a sus 6 años, y sin pasar por barrica, el vino sigue en pie.

La fruta se muestra golosa con aromas de melocotón maduro y frutas rojas con fondo de regaiz y recuerdos ahumados que se mezclan con notas florales. En boca presenta volumen, cálidez y buena acidez y rico.

Un vino que nos proporciona otra visión, la de un viñedo centenario con una larga crianza reductiva.

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