Beber o sufrir, hay que elegir ...

     Tras una dieta de adelgazamiento en la oscuridad de una bodega, este crianza ha recuperado la línea y muestra una silueta esbelta, no carente de elegancia : goza de buena acidez y un tanino bien pulido acaricia el paladar. Tanto en nariz como en boca, la madera ya no esconde la fruta : es un vino sencillo, de corta persistencia, más bien amable, que huele y sabe sobre todo a aceituna negra y a paloduz. El único punto negro es el exceso de sulfuroso : después de dos copas, da dolor de cabeza. ( PVP : 13 € )

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