Presentación muy buena con cápsula y etiquetas clásicas.
El corcho se hizo papilla al intentar sacarlo pues no había forma de salir; por el centro se destrozó y los laterales estaban adheridos al vidrio. Hubo que recurrir a meter lo que quedaba del corcho, con mucho cuidado dentro de la botella y con un filtro de café tipo textil y un decantador, depositar el vino y airearlo limpio e impoluto una hora antes de su consumo.
Visual: rojo cereza claro, capa media-baja caracterísitca en este tipo de vinos, ribete cereza-transparente con ligeros destellos atejados. Buena lágrima.
Nariz: aromas potentes y muy clásicos, fruta en licor, especiados, balsámicos, maderas finas que sólo este tipo de vinos son capaces de dar, algo de desván, y cueros. Posteriormente apreciamos aromas achocolatados, a confitura, dulce de membrillo, miel de romero y ligeros aromas oxidativos muy agradables y típicos de este tipo de vinos.
Boca: entrada fácil, redonda, pulida, sin ninguna arista, invita a beber sin descanso, bastante fruta todavía pero con relativa poca carga alcohólica. Paso por boca fantástico. Final largo, muy largo con una retronasal entre a dulce, licor, algo de tierra mojada y roble que no deja indiferente a nadie. Fantásticas sensaciones.
Vino excepcional de añada excepcional y con casi 18 años ya; de larga vida (si no fuera a veces por los corchos). El único "pero" que le veo es su precio para lo que ofrece. Cuesta casi el doble que el 904 Gran reserva pero no veo la diferencia entre ambos vinos que justifique el precio del 890 (casi 70 euros). Vale más de 3 veces que Ardanza y no es justificable a nivel de cata.... (y un Ardanza, con "sólo" 36 meses en roble americano, vive también muchos años). En fin, que 890 Gran Reserva 1994 es un vino excepcional pero con una RCP regular.