El rey del misterio

Hacía ya un buen tiempo que esa media botellita se encontraba descansando en mi cava y lo cierto es que ya no podía aguantar más. Le llegó la hora. Cuando vas a probar un vino en el que tienes puestas las máximas expectativas resulta que en muchas ocasiones esas expectativas se ven superadas y el resultado es de decepción. En este caso no solamente no ha sido así sino que todavía han sido incluso superadas. Hasta el infinito.

El vino se presenta vestido de un color caoba oscuro, con destellos algo cobrizos. Ya denota su importante vejez.

Vamos a la nariz. La intensidad es brutal. Se puede oler desde varios metros. Incluso los gatos se me revolucionan. Al principio algo esquivo por ese aluvión de cetonas. Pero ya con algo de aire muestra una complejísima amalgama de frutos secos, esencia de avellanas, toques yodados, salinos, ebanistería fina, especias orientales, corteza de naranja. Sensaciones, muchas sensaciones. Mueble viejo, maderas nobles, cedro. Hay incluso un increíble recuerdo aldehídico. Su origen es misterioso, pero innegable.

En boca es un vino que te rompe todos los esquemas. Un vino que se encuentra al límite. Su vejez es extrema, pero ello no es óbice para que sea un vino todavía disfrutable al máximo. El paso es firme y poderoso con unos matices sápidos muy marcados. Punzante y amargo. El final es sencillamente de traca. Deja un posgusto de frutos secos amargos. Queda un recuerdo salino muy marcado. Y la persistencia es de varios minutos, incluso de varias horas. Su recuerdo es imborrable. Se trata sin duda de "El Amontillado".

NPI es el vino más misterioso. Su origen, sus inicios, sus refrescos, su edad (estimada en unos 100 años), sus sacas. Todo es un misterio. Incluso su nombre así lo delata. Pero en la copa no engaña. Es uno de los más grandes vinos mundiales. Dice un comentario anterior que puede ser considerado el Toneles seco. Desde luego no me parece descabellada dicha afirmación pues este vino me ha producido unas sensaciones de emoción cercanas a las del mítico moscatel. Eso sí, debemos dejar claro que, al contrario que Toneles, este NPI no es un vino para todos los públicos por su tremenda complejidad y su poderoso armazón. Digamos que es un vino para verdaderos amantes de los amontillados, los vinos que mejor representan el arte y la tradición andaluza.

Disfrutaremos de la media botellita como se merece, poco a poco y en momentos determinados. Seguro que con el aire irá todavía a más (¿sería eso posible?). Y por supuesto esperaremos impacientemente a una nueva saca. Y por supuesto volvemos a felicitar una vez más (y van…) al Equipo Navazos por poner a nuestra disposición estos vinos irrepetibles y mundiales, que consiguen hacernos felices en este mundo cada vez más infeliz.

Hablamos de un vino mítico. Hablamos del rey del misterio.

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