<i><font color=#81426E>La luna representada en su etiqueta y su propio

La luna representada en su etiqueta y su propio nombre nos hablan, con alegorías, del lugar donde comienza la elaboración de este vino.

Visual de cereza negra, muy cubierto, limpio y brillante, con lágrima abundante, que tinta la copa.

La nariz es muy intensa, casi apabullante, compleja, con un primer plano de confituras finas de frutas negras, de ciruelas, moras y bayas azules silvestres. Muestra un fragante perfume floral de violetas y lirios. Las maderas finas se muestran respetuosas con la fruta y se despliegan en vainillas y tostados medios, especias. Fondo mineral y balsámico.

En boca tiene un ataque intenso, muy frutal, con una magnífica extracción que lo dota de concentración, amplitud, carnosidad, y de una buena trama tánica, jugosa y carnosa. Excelente frescura y equilibrio. Sabroso. Final larguísimo que, al igual que la retronasal, evoca recuerdos de especias dulces.

Soberbio tinto riojano, que roza la perfección en la maestría de su elaboración. Profundo, moderno, concentrado, con un equilibrio magistral en boca.

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