Dorado pálido limpio y brillante. Aromas de media intensidad y cierta

Dorado pálido limpio y brillante.
Aromas de media intensidad y cierta complejidad que ganan con la aireación en copa. Muestra notas de fruta blanca madura, vainillas, cítricos como piel de limón y recuerdos de frutos secos, sobre todo almendra amarga.
En boca es un vino amplio y muy estructurado con un paso firme y un cierto carácter graso bien compensado por una correcta acidez. El final es largo y persistente dejando recuerdos de fruta amarga. La madera está muy bien integrada en el vino.
Por su estructura acompaña muy bien en la mesa con aves y carnes blancas, en mi caso con un Roti de Pavo relleno de perretxicos y jamón ibérico.
Este vino de lujosa presentación y estrambótico nombre es un buen ejemplo de blanco con carácter, pero tiene el mismo problema que el resto de vinos de Benjamín Romeo: el precio. Cuesta casi 30 euros y eso es mucho para su calidad sobre todo si tenemos en cuenta los blancos que se hacen por “;ahí fuera”; (Alsacia, Loira, Alemania, Ródano). Bueno, pero caro.

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