El vino muestra una intensidad señorial, pausada y muy digna, claro reflejo de su elaborador D. Fernando Merello Lopez de Meneses, que ha dejado este regalo a sus hijos, llegándome a mí a través de su querido hijo Hugo. El vino es la compota perfecta de ciruelas maduras con algunas notitas de dátiles y fresones secos en el fondo. Hay lavandas y notas medicinales, con algo de corazón de frutal ( moscatel ) que ayuda a la acidez a dar un golpe de frescor que perdura hasta el posgusto. En boca es un paseo por las nubes, que evoca a seres queridos y muchos síntomas de placer. Al final te queda el recuerdo en la boca de la melaza familiar que te dan las raíces del paraíso jerezano. Una delicia, obra de D. Fernando Merello. Seguro que en el Cielo desde que llegó, se bebe mejor.
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