Ámbar pálido y brillante. Nariz de buena intensidad, madura, profunda,

Ámbar pálido y brillante.
Nariz de buena intensidad, madura, profunda, bien definida y con notable profundidad. Entre su amplia panoplia olfativa destacan los toques de miel de romero y los orejones, hay algún toque a flores blancas, dulce y sutilmente acre, como de jazmines y azahar. Un sutil recuerdo licoroso y algo de pasas sultanas.
Esa voluptuosidad olfativa se corresponde con una boca que tiene un ataque de media intensidad, con muy buena acidez, untuosos y con notable longitud. Es goloso, con un dulzor que domina ligeramente a la acidez. Tiene una trama absolutamente sedosa.
Uno puede sentir a las odaliscas, unos 700 años atrás, tumbadas sobre una otomana, tomando orejones y pasas y pequeños sorbos de una ambrosía como esta.

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