Rojo picota de ribetes cardenalicios y capa alta.
Intenso, mineral y frutal en nariz, menos balsámico y con más expresión frutal que el 2002. Ligeros recuerdos de café en grano, buena integración de la madera. La fruta es más bien negra en confitura y se advierten tonos herbáceos y florales de violetas. Pero sigue predominando una sutil mineralidad.
En boca es equilibrado, ofreciendo una correcta acidez, buena estructura y una cierta amplitud dejando un recuerdo muy mineral. Persistencia media. Taninos mejor integrados que en 2002, pero con una acidez y longitud menores. Listo para su consuno, no sé si tendrá mucha más longevidad.
Una mencía diferente, de carácter austero y mineral, muy atlántica, incluso en una añada tan cálida como esta. Buen vino, muy personal que ofrece sensaciones diferentes, pero a un precio demasiado elevado para su calidad (unos 42 euros).
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