Está vivo... muy vivo....

Cinco años más tarde el vino aparece con un vestido amarillo brillante con destellos dorados. La nariz es intensa, con una expresión frutal algo parca y una arrolladora mineralidad. En boca ataca intenso, presenta notable acidez, ciertas sensaciones grasas, un ligero toque vegetal, cierta mineralidad y notable longitud. Está vivo... muy vivo.... y tiene un perfil que en cierto momentos me recordó a una chenin blanc del Loira...

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