Magnifica expresión de una Syrah de Jumilla, tras años en botella.

Rojo cereza de capa alta y pequeño ribete granate / teja. Maravillosa nariz que es un compendio de matices vegetales, frutales y terciarios que en principio recuerdan a la tierra de maceta, semillero, frutillos silvestres en confitura o pastel horneándose, a la jara, flores blancas, especias dulces, flor de espino, canela, cacao, tabaco, con la aireación todo tiende a simplificarse y pierde quizás parte de su riqueza olfativa, proyectándose en un aroma terciario y de bouquet que trae sensaciones nobles de naranja pocha. En boca es muy rico, compacto, frutal con dejes de cremosidad demostrando que los taninos están muy ensamblados, posgusto agradable y mas madurito, tendencia que se percibe aun mas por vía retronasal danto tildes de aldehídos pero que no se identifican con una oxidación defectuosa del vino, sino como parte de su proceso lógico evolutivo, ya que en todo caso proporciona placer sensorial volviendo a recordar a la mermelada de naranja amarga. Esta muy bien, se encuentra mas desarrollado en botella y con matices terciaros que lógicamente la última vez. Un vino que proviene de la bodega Agapito Rico y que en la década de 1990 me presentó mi querido amigo Félix Reverte Salcedo, al que dedico con toda emoción esta cata, que yo me guardo para mis adentros.

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