Es un vino diferente, inusual, único, sorprendente... y que necesita tiempo para enamorarte. Pero... no te despistes o caerás en sus redes, como me ha sucedido a mí tras muchos años.
Caoba con destellos "pelirrojos".
En nariz... Responde al perfil de esa acertada expresión de "vino de chimenea". Es para tenerlo en las manos, mover, mover, agitar... y gozar.
Sale ahí de todo. Es como si abrieras un mueble viejo recién barnizado que dentro guarda frutos secos -muchas avellanas- almendras amargas, higos... un membrillo medio seco... algún caramelo para los nietos, un saquito de granos de café... un paquetito de tabaco de pipa...
Va!
No te cuento más, pruébalo tú.
Y con una tabla de quesos, te cagas lorito. Y si es con Oti, pues la reos en bicicleta.
Durante varios años compartí mesa con Primitivo Quiles en nuestra reuniones de la Federación Nacional de Comercio Interior de Vinos. Allí conocí a grandes personajes del mundo del vino, entre ellos a Primitivo Quiles. Es más, te diré que la definición de lo que es el Fodillón es suya.
Me gustó mucho su suavidad, sedosidad... y ese final de pan de higos.
¿Es tu favorito?
El placer fue nuestro, un amigo. Mis respetos a Teresa.
Pues no sé, respetuoso amigo, si es mi favorito...
He catado pocos, no es que haya muchos fondillones, pero yo he catado sólo tres. El básico de Poveda también está muy rico, pero es otro rollo.
Recuerdicos a tu santa
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