Señores hay que quitarse el sombrero. Este vino no es de aquí sino de otra

Señores hay que quitarse el sombrero. Este vino no es de aquí sino de otra galaxia.
Color madera no muy oscuro un poco verdoso hacia el borde.
Tras unos momentos en que predomina el acetato de etilo, aparece un aroma de reducción y oxidación que nos deja anonadados, hay de todo, orejones, incienso, humo, higos maduros, madera finísima, cenizas, iglesia, y mil y una cosas más a las que no llego.
En boca absolutamente genial, indescriptible, complejísimo, enorme cuerpo y potencia al mismo tiempo enorme equilibrio y sutilidad, Poderoso , potente , amplio y generoso.
Opina Jesús Barquín con toda la razón que sólo le faltan unos años en botella para acoplarse pues se trata de cabeceos de diversas añadas.
Es un monstruo, que elimina todo lo que hay en la mesa, y exige la más absoluta soledad para tomarse, no puede combinar con nada, ni lo pretende. Borró de un plumazo todos las maravillas que habíamos tomado anteriormente, y se quedo sólo, omnipresente, grande,brillando como Dios en medio del universo, y los presentes anodadados por tan alta maravilla.

El único problema que tiene es que el precio también es divino, lo que demuestra que la perfección es inalcanzable.

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